El Informe de Riesgos Globales 2020 del Foro Económico Mundial y otras fuentes autorizadas han indicado un aumento de los riesgos ambientales y sociales hasta el punto de que ahora están poniendo en peligro nuestras empresas, economías y sociedades en general.
Las empresas deben establecer conexiones sólidas entre el desempeño financiero y no financiero, así como eliminar cualquier brecha existente en las expectativas con sus grupos de interés. También deben construir una estructura más fuerte para analizar los riesgos derivados del cambio climático, las desigualdades, el incumplimiento de los derechos humanos, aunque también sus oportunidades. Por otro lado, deben inculcar rigurosidad en los procesos y controles de informes no financieros para generar confianza.
Es por ello que los factores ESG se incluyen en el mapa de riesgos de la compañía, pero también se analizan detalladamente para entender el contexto de cada uno de ellos y poder prever el impacto y la probabilidad que pueden tener asociados. Definir hojas de ruta para la mitigación y adaptación a estos es uno de los objetivos y de las iniciativas principales que se realizan en este ámbito.