La sauna de infrarrojos se está convirtiendo rápidamente en una de las instalaciones favoritas de los centros wellness gracias a los beneficios que aporta. Tomar las decisiones correctas en cuanto a su diseño puede marcar la diferencia en tu instalación.
A medida que crece la competencia entre los centros wellness y otras opciones de ocio acuático, los operadores buscan nuevas formas de mejorar sus instalaciones y ofrecer experiencias únicas a sus usuarios. La sauna de infrarrojos representa una opción excepcional para sorprender y mejorar la experiencia de los clientes partiendo de la sauna tradicional.
Conoce qué es una sauna de infrarrojos y cómo asegurarte de que tu establecimiento incorpora el tipo adecuado a sus instalaciones.
La sauna de infrarrojos, es decir, la incorporación de radiación infrarroja a la experiencia de la sauna, representa una de las últimas innovaciones que los centros wellness pueden ofrecer a sus usuarios.
Para algunas personas, las altas temperaturas de una sauna finlandesa tradicional son demasiado extremas para disfrutar de la experiencia. Una sauna de infrarrojos ofrece los beneficios de una sauna sin el calor excesivo que suele asociarse a ella. De hecho, la sauna de infrarrojos puede funcionar a una temperatura más baja (normalmente entre 40ºC y 60ºC) que una sauna tradicional (habitualmente a temperaturas entre 70ºC y 100ºC).
A diferencia de una sauna tradicional, en la que se calienta el aire, una sauna de infrarrojos utiliza lámparas de infrarrojos (que emplean radiación electromagnética) para generar calor. En realidad, el principio de funcionamiento de la sauna de infrarrojos se basa en el funcionamiento de la radiación infrarroja. Este tipo de radiación presenta una mayor longitud de onda y no es visible a simple vista. Su longitud de onda es más corta que la de las microondas, pero más larga que la onda de luz visible.
Podemos distinguir tres tipos de radiación:
- IR-A u onda corta: tiene la mayor penetración de las tres y la menor absorción. Sus rayos van de 750 a 1500 nm.
- IR-B u onda media: con una absorción superficial y, en consecuencia, menor penetración, sus principales beneficios se quedan a nivel de la piel. Este tipo de radiación va de 1.500 a 3.000 nm.
- IR-C o infrarrojo de onda larga: este tipo de radiación, que oscila entre 3.000 y 10.000 nm, prácticamente no tiene uso terapéutico y se emplea principalmente con fines de esterilización y calentamiento, ya que crea sensaciones agradables y reconfortantes.
El uso de luz infrarroja genera una temperatura cálida, que no sólo crea un ambiente cálido en el espacio y para las personas se encuentran en él, sino que penetra profundamente en los tejidos del cuerpo, proporcionando al usuario una experiencia relajante con efectos beneficiosos para la salud. Así, los rayos infrarrojos favorecen la eliminación de toxinas, mejoran el flujo sanguíneo, alivian el dolor y curan los problemas óseos.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que es posible adaptar una sauna tradicional y convertirla en una sauna de infrarrojos. El resultado es una solución atractiva, con gran funcionalidad y que puede personalizarse por completo.
De hecho, en la actualidad existen muchas opciones para satisfacer diferentes necesidades, incluidas opciones de diseño estético, tamaños y configuraciones de infrarrojos, como paneles manta detrás de la estructura y paneles y opciones de calentadores tradicionales.
Estas saunas suelen ser de madera (abeto, secuoya, cicuta, álamo, tilo o cedro). El cedro sigue siendo actualmente la mejor opción para saunas de infrarrojos. Es resistente y no se agrieta ni se parte con facilidad con los cambios térmicos, ya que es una madera blanda. También es la madera para saunas más duradera que existe. Elimina de forma natural la presencia de mohos y bacterias, una consideración importante en entornos cálidos y húmedos como las saunas. No obstante, las operaciones de mantenimiento de la madera son siempre necesarias.
El calentador de la sauna también es una pieza importante por razones obvias. Existen dos tipos principales de calefactores: de carbono y de cerámica. Los calentadores de paneles de carbono son más grandes, distribuyen el calor infrarrojo de manera más uniforme y producen calor infrarrojo de onda larga de alta calidad, pero normalmente a un nivel más débil. Los calefactores de cerámica emiten una mayor cantidad de calor infrarrojo que los paneles de carbono, pero crean puntos calientes en la sauna y producen ondas infrarrojas cortas de menor calidad. Una combinación de ambos proporciona lo mejor de los dos mundos.
Otro aspecto a tener en cuenta es la cantidad de campos electromagnéticos (CEM). En la vida cotidiana estamos expuestos a campos electromagnéticos. Desde el momento en que encendemos la luz hasta el tiempo que pasamos delante de un ordenador. Afortunadamente, el nivel de exposición es relativamente bajo en entornos normales de trabajo o domésticos y las saunas de infrarrojos garantizan que los bajos niveles de exposición se mantengan dentro del umbral de lo que se considera seguro.
Integrar una sauna de infrarrojos en tu espacio wellness tiene muchas ventajas. En primer lugar, los usuarios obtienen los siguientes beneficios de esta experiencia:
- Previene el envejecimiento; se ha demostrado que estimula la producción de colágeno.
- Favorece la recuperación física tras un entrenamiento deportivo intenso o en procesos de rehabilitación.
- Mejora la calidad de vida cuando se incorpora a las rutinas de bienestar.
- Ayuda a relajarse y a recuperarse, reduciendo el estrés.
- Aumenta la salud cardiovascular en varias áreas, añadiendo efectos positivos en la dilatación dependiente del endotelio, el sistema nervioso autónomo y la presión arterial sistémica.
- Reduce el dolor muscular y articular, ya que provoca la relajación y dilatación de los vasos sanguíneos.
- Permite una mayor desintoxicación, es decir, la eliminación de toxinas, mediante un proceso de limpieza en el que se desintoxica la piel.
- Mejora el rendimiento de los deportistas. Se reducen los dolores musculares, junto con una mejor recuperación muscular. Al mismo tiempo, las sesiones aportan una mayor sensación de mejora del sueño.
En segundo lugar, hay una serie de ventajas también para los operadores que incorporan este tipo de solución en su negocio, la principal de las cuales es que la sauna de infrarrojos ofrece una experiencia única y más exclusiva en comparación con las saunas finlandesas tradicionales. Además, añade una nota de originalidad a las instalaciones, lo que puede atraer a los usuarios que buscan nuevas experiencias en sus rutinas de bienestar.
Hoy en día, los tratamientos con saunas de infrarrojos pueden encontrarse tanto en centros wellness como en clubes deportivos o spas. Si decides probarlo, es preferible seguir ciertas pautas a la hora de utilizarla.
Aquí tienes algunos consejos que pueden ayudarte a empezar:
- Asegúrate de beber agua. Hidratarse antes de entrar en una sauna de infrarrojos es esencial, ya que la pérdida de agua puede producirse rápidamente debido al sudor.
- Elige la temperatura adecuada. La temperatura media de una sauna de infrarrojos oscila entre los 40˚C y los 60 ºC. Los principiantes empiezan en el extremo inferior y los usuarios más experimentados en el superior.
- Decide la duración. A los principiantes se les recomienda empezar con 10 o 15 minutos. Se puede ir añadiendo tiempo en cada sesión hasta alcanzar el tiempo sugerido de 20 a 30 minutos.
- Toma precauciones para después de la sesión de sauna. Cuando llegue el momento de parar, hay que dejar que el cuerpo se enfríe de forma natural. De nuevo, es necesario beber mucha agua.
- Lleva un registro del número de sesiones por semana: la mayoría de las instalaciones recomiendan utilizar la sauna de tres a cuatro días por semana. Sin embargo, algunos usuarios pueden ver que son capaces de utilizar la sauna a diario.
También hay que tener en cuenta algunas precauciones antes de utilizar una sauna de infrarrojos en particular:
- Evita utilizar la sauna de infrarrojos si has bebido alcohol.
- Si te encuentras mal o tienes fiebre, es mejor que esperes a sentirte mejor antes de utilizar la sauna.
- Si padeces algún problema de salud, como hipertensión, problemas cardíacos, o estás bajo tratamiento médico, pide autorización a tu médico antes de la primera sesión.
Como se ha visto, en las instalaciones wellness con equipos de hidroterapia y otras instalaciones acuáticas, las opciones de diseño e implementación pueden marcar una diferencia significativa en términos de costes operativos y de mantenimiento, así como en el rendimiento general de la instalación. Lo mismo ocurre con las saunas.
Si estás pensando en instalar una sauna de infrarrojos, es fundamental que te pongas en contacto con profesionales del diseño de saunas. Ellos podrán garantizarte una instalación exitosa que atienda a las necesidades y posibilidades específicas de cada proyecto.