Las piscinas de olas son una instalación cada vez más frecuente en todo tipo de proyectos de piscinas para parques acuáticos. En estos entornos un aspecto clave es la variedad y la creatividad en el diseño de las instalaciones, así como la tematización y los aspectos de seguridad.
Entre todas las diferentes opciones existentes, una de las que causa más expectación en los últimos años son las piscinas de olas.
Las piscinas de olas acostumbran a ser instalaciones acuáticas de gran tamaño y superficie en comparación con una piscina convencional en la que se producen artificialmente olas de diferente forma y tamaño para el ocio y entretenimiento de los visitantes.
La versatilidad de este tipo de instalación hace que pueda emplearse para un gran diversidad de aplicaciones de las que pueden aprovecharse tanto operadores como usuarios. Desde una piscina de olas para el entretenimiento de toda la familia y los más pequeños, hasta integradas en zonas muy poco profundas de un Splash Park en el que se quiera simular una zona de playa.
Otro de los usos más recurrentes e innovadores de las piscinas de olas es para la práctica del surf, tanto de forma puntual para aficionados como incluso para atletas profesionales que requieran de un mayor grado de dificultad.
Es un excelente espacio acuático tanto para entretenerse con las olas de forma amena como para que usuarios de todas las edades puedan aprender las técnicas básicas del surf y mejorar en este deporte acuático.
Las piscinas de olas suelen ser de grandes dimensiones y frecuentemente tienen una zona de playa con una pendiente gradual muy suave propia de una laguna artificial.
Pueden ubicarse tanto de forma individual (conocidos como “wave parks”) o formar parte de un parque acuático junto con otras atracciones, como piscinas con toboganes, ríos lentos (lazy rivers), splash parks y similares. También pueden conectarse o representar el final del recorrido de algunos lazy o torrent rivers.
El mecanismo que produce las olas permite crear diferente oleaje, simulando así el movimiento del océano.
En una piscina de olas, se programa el tamaño, velocidad y flujo para ofrecer sensaciones puntuales diferentes, desde un oleaje más rápido y divertido, hasta una relativa calma, que igualmente transmite ese movimiento continuo propio del mar.
El mecanismo que produce las olas se sitúa por lo general en la parte más profunda de la piscina en el extremo más alejado.
Para crear la simulación, la superficie del fondo puede ser más profunda delante de la máquina de olas, antes de elevarse rápidamente, facilitando la forma de la ola.
Este mecanismo puede ser de distintas formas, ya sea mediante aire comprimido o con una pala o panel que empuja el agua, con un depósito de agua, etc. Una solución recurrente es la de «acordeón». Consiste en abrir y cerrar para aspirar agua hacia dentro y empujarla hacia fuera para provocar así las olas.
Es importante adaptarse a las condiciones del entorno, para que la sensación que transmite la piscina de olas sea más realista. Así como contemplar opciones de diseño y tematización en el caso de tratarse de una piscina de olas recreativa en un parque acuático para toda la familia.
En un parque acuático ubicado en una zona de interior lo normal es utilizar agua dulce, sobre todo si se conecta a otras instalaciones como final de recorrido. Pero en instalaciones cerca de urbanizaciones costeras se puede optar por agua salada y la creación de una playa artificial para una experiencia más inmersiva.
En algunas instalaciones también se complementa la piscina de olas con otras actividades y servicios como zona de restauración, comercios, música en directo, zona infantil o animaciones, para ofrecer mayor diversión a los bañistas. Para ello es imprescindible habilitar un escenario anexo al área de la piscina desde el que organizar toda la acción.
En lo relativo a seguridad, la figura del socorrista es imprescindible como en otros espacios de baño. También es importante contar con sistemas adecuados de tratamiento de agua.
La programación del oleaje permite un funcionamiento casi autónomo de la atracción. No obstante, la supervisión y vigilancia deben ser constantes para poder modificar cualquier parámetro siempre que se considere necesario.