Los cold plunge o piscinas de inmersión en agua fría disponibles en centros wellness, spas y clubes deportivos pueden ser muy beneficiosos para quienes buscan un gran estímulo cardiovascular. Gracias a la estimulación del frío en el cuerpo, los usuarios se sienten revitalizados. Además, el baño o la inmersión en agua fría puede ayudar a mejorar la salud y el bienestar.
Entonces, ¿qué es un cold plunge? ¿Deberías incluirlo en tu oferta wellness? Sigue leyendo para obtener más información sobre las piscinas de inmersión en agua fría y sus beneficios.
Lo que entendemos por cold plunge es sumergir el cuerpo por completo en agua fría durante un determinado periodo de tiempo. Suele hacerse en una piscina de inmersión, una pequeña piscina especialmente diseñada para ello con agua a baja temperatura.
Idealmente, la temperatura de la piscina fría se mantiene entre 7 y 12 ºC; suficiente para estimular el cuerpo sin poner en peligro la salud de los usuarios. El objetivo final es experimentar un contraste con un tratamiento diferente al de una sauna o un baño de vapor.
Por eso las piscinas de inmersión en agua fría suelen formar parte de spas, clubes deportivos o gimnasios. Los usuarios pueden beneficiarse de la amplia gama de opciones de hidroterapia y tratamientos asociados, como masajes, relajación sensorial, etc.
No hay unas reglas establecidas sobre las dimensiones que debe tener una piscina de inmersión en agua fría. El elemento clave es que el agua esté lo bastante fría para crear el efecto deseado. Además, la piscina debe tener una cierta profundidad para que los usuarios puedan sumergirse completamente; lo ideal es alrededor de 1 metro de profundidad.
Las piscinas de inmersión en agua fría no tienen por qué ser grandes, ya que es poco probable que varios usuarios quieran estar en ellas al mismo tiempo. No están diseñadas para nadar, lo cual ofrece una ventaja: su versatilidad; una piscina de inmersión puede caber en espacios pequeños y su mantenimiento es relativamente fácil. También existen numerosas opciones en cuanto a la forma; aunque la mayoría de piscinas de inmersión son rectangulares, la forma puede variar en función del espacio y el entorno en el que se desee instalar.
Desde el punto de vista estético, la versatilidad de las piscinas de inmersión en agua fría es también una gran ventaja. Minimalistas y elegantes, pueden instalarse tanto enterradas como elevadas. Las estructuras de una sola pieza de acero inoxidable encajan perfectamente con una decoración moderna, sobre todo cuando presentan una forma cuadrada y ángulos definidos.
En ambientes más rústicos, sin embargo, también se puede instalar una piscina de inmersión redondeada y con bordes de madera. Por último, también se puede optar por una piscina de hormigón, que combina bien en la mayoría de espacios.
El origen de la terapia de inmersión en frío se remonta a tradiciones antiguas, al igual que los baños de vapor y las saunas. A finales del siglo V a.C., los baños romanos tomaron ejemplo de los griegos e instalaron frigidariums (salas frías) como parte de sus circuitos de bienestar, para que los usuarios pasarán por una piscina fría después de la sala de vapor y las piscinas de agua caliente.
Hoy en día, los cold plunge forman parte de la terapia de contraste. La idea es estimular el sistema cardiovascular mediante una serie de experiencias contrastadas, desde el calor y el vapor hasta el frío y la revitalización. Además, la terapia de frío se ha popularizado en los centros deportivos como solución de recuperación tras entrenamientos intensos.
Estos son algunos de los beneficios asociados a la terapia de frío y/o contraste:
- Efecto general de «despertar» y revitalización del cuerpo y la mente.
- Potencial mejora de la recuperación muscular y reducción de las agujetas
- Su uso prolongado puede aumentar la resistencia al frío.
- Oxigenación y transporte de nutrientes a la piel, gracias al aumento de la circulación sanguínea.
- Mejora del flujo sanguíneo, lo que favorece un sistema inmunitario más fuerte y la contracción y dilatación de las paredes venosas
- Un mejor flujo sanguíneo que favorece la reducción de la hinchazón y la inflamación, algo muy importante para quienes padecen dolor crónico o artritis
- Liberación de endorfinas que mejoran el estado de ánimo
- Regeneración celular
- Aumento potencial de la tasa metabólica inmediatamente después de su uso (ya que el cuerpo trabaja más para mantener su temperatura interna).
En las piscinas de agua fría los usuarios se sumergen completamente, normalmente después de una sesión de calor (en una sauna o baño de vapor) o tras un entrenamiento intenso. Algunas instalaciones también ofrecen una piscina de inmersión de contraste en agua caliente , a unos 38 ºC, lo que permite a los usuarios alternar entre las dos temperaturas de agua.
Otra opción es empezar con la terapia de frío e ir aumentando el tiempo que se puede pasar en el agua fría. Después de aguantar hasta el límite, se puede pasar al calor, por ejemplo en la sauna o en una piscina de agua caliente. Como alternativa, para un contraste más suave y cálido, algunos gimnasios también ofrecen baños y salas de agua tibia.
Es importante tener en cuenta que el cuerpo se acostumbra gradualmente a cualquier estímulo. Tras una cierta exposición a la terapia de frío, los límites de los usuarios aumentarán gradualmente, lo que les permitirá pasar cada vez más tiempo en las piscinas frías. Es importante no pasar demasiado tiempo en la piscina fría al principio, sino abordar esta práctica de forma gradual y con cuidado.
Aquí tienes una guía paso a paso para utilizar la piscina de inmersión en agua fría:
- Empieza con una ducha caliente al entrar en el spa o zona wellness.
- Disfruta de un relajante baño de vapor o sauna durante 10-15 minutos (o la duración que te resulte cómoda ).
- Pasa a la piscina de inmersión en agua fría. Una vez dentro, concéntrate en controlar la respiración y disfrutar de la sensación de hormigueo.
- Cuando te resulte demasiado intenso o incómodo, sal y relájate en una sala o bañera templada.
Recomendamos limitar el tiempo en la piscina fría a 2 minutos al principio.
La terapia de inmersión en frío es una forma popular y eficaz de mejorar la salud y el bienestar general. Incluir un cold plunge o piscina de inmersión fría en tu gimnasio o centro wellness no ofrece mucha dificultad y aporta un atractivo estético. Completará tu oferta de bienestar y realzará el atractivo de tus instalaciones sin una inversión adicional significativa ni un compromiso de mantenimiento a largo plazo.